Por María José Aguayo Bassi

Recuerdos de mi niñez en la casa de mi abuela María Teresa Parker de Bassi en Santiago bajo el calor del verano, el olor a pasto y tierra mojada luego que el sol comenzaba lentamente a caer por la capital chilena. 

Yo una niña y mi abuela, preciosa como de costumbre, con su cabello ordenado, sus ojos celestes maquillados bajo sus anteojos para poder conectarse directamente con uno de sus grandes amores, la “máquina de escribir”. 

Si me preguntan cuáles son mis primeros recuerdos que tengo de ella, les diría que verla sentada en su escritorio lleno de papeles con su amor incondicional, ésa máquina que la acompañó durante décadas y a la que tuvo que dejar por un nuevo fiel acompañante, un computador.

Haya sido uno o el otro… siempre fue incondicional a ellos ya que la llevaron a ser escritora e investigar incluso en otro continente la historia de ese barco alemán llamado “Dresden”. Viajó a Alemania, entrevistó a sobrevivientes, consiguió documentación y publicó su preciado libro “Tras la estela del Dresden” incluso en Alemania.

Nunca imaginé que esas imágenes de niña podrían repercutir de alguna manera en mí. Es que la casa de mis abuelos estaba llena de libros y de “sus libros”, los que ella misma iba entregando a las destacadas librerías de la capital. Es que esa casa olía a hojas, a papel… a literatura. 

Siempre admiré a mi abuela, quien entró sobre los cuarenta años a estudiar periodismo a la Universidad de Chile siendo madre de seis hijos. La mayor mi mamá, quién en ese tiempo de diez y ocho años estaba comenzando a estudiar su carrera universitaria. 

A diferencia de mi querida abuela, yo, pasados los cuarenta llegué al mundo de la escritura y ha sido emocionante en todas sus dimensiones. Difícil, lindo, alegre y sorprendente. Cada una en su momento, pero unidas por algo en común, nuestro amor a la magia de las letras y sus historias. A ésas que -ficticias o no- quedarán en el baúl de los recuerdos de nuestros queridos lectores.

Mi camino es muy distinto al de ella. No puedo dejar de admirarla, pues ella lo hizo a la antigua, a mano, buscando contratos con las librerías, una a una. Esta admiración de alguna forma me hizo perseverar en el camino y entrenamiento de esta maravillosa profesión.

Siempre fui lectora romántica, pero se incrementó con creces cuando tuve que dejar de trabajar para acompañar a mi marido desde Paraguay (país donde vivimos cinco años y medio) a Colombia. Siempre había sido muy inquieta; de hecho en Asunción ejercí mi profesión estableciendo y gestionando una empresa chilena. 

En este nuevo destino, todo cambió. Mis amados niños en el colegio de Bogotá fueron muy bien acogidos y estuvieron contentos desde el primer día. Es la gracia de la niñez y esa capacidad de adaptación tan impresionante, y mi marido, lleno de proyectos debido a su nuevo desafío. Sus mundos estaban armados casi desde nuestra llegada.

Me vi sin actividad y los libros me acompañaron en mi soledad. Comencé a recorrer con los personajes de los mismos. Algunos de ellos me calaron tan hondo que fui capaz de sentirlos en ocasiones, varias capas más profundas de mi piel, como si llegaran al alma, o a través de un flechazo certero directo al corazón. Día a día me fui sumergiendo en este mundo al que por falta de tiempo no alcancé a dedicarle más horas en años anteriores.

Durante mis años universitarios escribí poesías, luego me puse a trabajar, me casé, tuve a los niños, nos fuimos a Paraguay y la vida no me abrió el camino de volver a sentarme frente a un papel en blanco. No me acordaba lo bien que se sentía hasta que retomé, y es que, una vez más, comprobé que las emociones y sensaciones agradables muchas veces son atemporales. Cómo la música, te llevan a sentir en el estómago y en el pecho lo que sentiste alguna vez, aunque hayan pasado años, incluso décadas. Ese sentimiento que habíamos olvidado revive en uno de una manera casi mágica. Es maravilloso.

Comencé a darle forma a mi primera novela. Romántica contemporánea, ese género que habla de historias de amores y desamores que se hacen tan reales al leerlos… como si fuese algo que nos podría pasar a nosotros mismos, o bien, a algunos de nuestros hijos.

Cargada de sentimientos se abrió paso a mi primera novela “El Destino del Corazón, Saber Amar”. Mi pluma fluyó con facilidad, me amanecí días hasta que la historia de Daniela y Liam quedó lista. Una historia llena de aprendizaje, de madurez y de conocimiento; pues tal como dice el título, no basta con amar sino hay que saber hacerlo…

Increíble pero cierto. 

Me pasó lo mismo a mí como escritora. No basta con escribir y publicar, hay que saber hacerlo para poder llegar a los lectores a los que quieres emocionar e invitar a navegar por tus párrafos escritos desde el alma. Confiada y llena de esperanza me fui a una editorial de co publicación. Esto quiere decir que ellos revisan el texto, uno aprueba, ellos maquetan la obra y tú pagas por eso. Lamentablemente es un negocio como todo, y la verdad es que ellos ganan con lo que uno les paga en un comienzo. 

Mi emoción de la publicación de mi primera novela se fue desinflando cuando noté que no vendía mucho y lo peor aún, que no tenía el control de mi obra ya que, para saber de las ventas debía pasar por ellos y para realizar cualquier cambio también. Todo se dificultaba en la tarea de poder hacer ajustes.

Había que aprender a hacer las cosas. Afortunadamente me capacité en temas de autopublicación y lo hice con la ayuda de una red de escritores españoles quienes me fueron dando contactos y me ayudaron a instruirme en este mundo; por lo tanto bajé mis obras a través de las editoriales de coedición y lo hice sola.

A diferencia de la época de mi abuela María Teresa, hoy los que queremos mostrar nuestros sueños a través de nuestros libros cargados de historias y sentimientos lo podemos hacer. ¡Es una completa maravilla!

Amazon es un ejemplo de ello, y además uno tiene el control completo de toda tu obra siempre y es más económico que hacerlo en una editorial de co publicación de las que ya les hablé anteriormente.

Siento a estas alturas dónde ya tengo dos novelas románticas contemporáneas en esta plataforma, que es una apertura a los sueños para quienes queremos ser leídos. Seguramente a mi abuela le hubiese ahorrado unos cuantos trámites y costos si la tecnología le hubiese dado una mano. 

Siempre estamos aprendiendo, es la esencia del ser humano. Afortunadamente el género al que me dedico se caracteriza por tener lectores voraces; por lo que historias y mercados puede haber para muchos… pero ahora estoy aprendiendo nuevas formas de hacer marketing, tan distintas a las que estudié hace algunas décadas en la universidad… es que lo único constante es el cambio, pero si tenemos las ganas de seguir adelante y nos inspiramos en quienes admiramos siempre es posible.

Hoy un escritor autopublicado le dedica un cincuenta por ciento de su tiempo a escribir y el otro cincuenta a hacer marketing en redes sociales, a dar a conocer sus obras lleno de esperanzas y amor.

Los abrazo con cariño.

Los invito a leer mis libros  

El Destino del corazon, Saber amar 

Un Camino, Varias Vidas

www.mjaguayobassi.com

instagram @mjose.aguayo

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